jueves, 31 de mayo de 2018

Trasplantes y trascendencias (Arbolito mon amour)


A veces, por necesidad, un árbol se puede trasplantar sin riesgos mayores. Un arbolito, con más facilidad. Cuando tiene apenas un año y poco de vida, como éste, el ciclo vital se ha de renovar, seguramente, en otro lugar amable para trasplantes y siembras. Nos sembramos, nos trasplantamos, nos trascendemos. Y volveremos a brotar, sabiendo que en el viento volarán semillas amigas hasta nuestra cercanía.

Durante este año y poco, nuestro Arbolito ha sostenido en su follaje un bello racimo de seres, en su mayoría humanos, que lo han habitado en forma permanente, temporaria u ocasional.

Nos vamos, con la alegría, la esperanza y la tenacidad de este brote de lenteja que se empecina en un rincón de la cocina.


Foto de arriba: Frente de la casa cultural, en la primavera pasada.
Foto de abajo: Interior de la casa, en este otoño de trasplantes.

sábado, 26 de mayo de 2018

Palabras para Anita

Ana Dellepiane, artista por la calle de la rebeldía

Pensaba en qué escribirte, y pensaba qué bueno hubiera sido tener una foto copada tuya, algo más “fuerte” que la imagen de una juntada o una lectura de poesía. Algo potente, único, personal, si de fotos hablamos. Y entonces se me ocurrió. 

Me acordé de las imágenes de archivo que tengo de Trescientas. Y dije: ahí estás. Ahí tenías que estar. Es más: después te volví a ver en Trescientas - Performance y Campaña Fotográfica

Fue fácil. De las dos docenas de fotos que tomé y guardé como un tesoro aquel 23 de marzo de 2017, yo había elegido para ilustrar mi nota A seis meses de Trescientas, un cuadro grupal, en suave picado, donde se ve a varias de las cuerpas con los brazos y la vista en alto, en el momento de la liberación de mordazas, lazos y otras violencias simbolizadas en rojo. Y allí estabas, claro. Si hasta la subí a mi “portada” de Facebook y ahí anda todavía. 

Pero había algo más. Aquella tarde apenas pasadas las 5 y 20 las cuerpas se movieron, como un río de sororidad, desde la esquina de la Catedral hasta la calle 25 de Mayo, donde “giraron hacia la Casa de Gobierno y ganaron calzada y vereda”. Allí tomaron la delantera la “novia de blanco” y la otra transformista de la perfo. Al lado de esta última, y mientras una fotógrafa hacía lo suyo reculando y tirando planos cortos, una mujer caminaba resuelta, con los ojos claros muy fijos en la cámara pero, sobre todo, en la Casa de Gobierno ya próxima. Eras vos. Sos vos. Te guardé en ese instante, yo rodilla en tierra, vos rebeldía hacia el cielo (ése que siempre soñaste tomar por asalto). 

Luchadora tenaz, pese a circunstancias personales y de salud, o precisamente por esas circunstancias. Así te recuerdo, así te quise sin haber sido un amigo muy cercano, pero sí un compañero de esos caminos del arte y otras urgencias. Querida Ana, Anita, poeta, madre, militante socialista, feminista, buena gente: gracias por haber sido parte de nuestras vidas y nuestras palabras. Y aquí seguimos un rato más, convencides de que otro mundo es posible.


Dany, el que no se olvida de tu Papilla en la Vaticueva

miércoles, 23 de mayo de 2018

Ellas ríen / Fotosoneto del patio


Ellas ríen y entonces, el patio ríe y canta, 
bajo el farol dormido que ya no bebe alcohol. 
Ellas ríen, sonríen bajo el último sol 
que no duerme la siesta por regar una planta.

Ellas ríen y el sol juega a que se levanta 
justo cuando en la radio lejana viene el gol. 
Y así el sol jardinero y el abstemio farol 
abrazan la pared, y el patio se agiganta. 

Y son un solo abrazo: sonrisas, sol, farol 
y plantas que no olvidan cierta memoria santa. 
Y es glaceado de luz la pared que me encanta. 

Mientras ellas sonríen, un patio caracol 
con modorra de octubre se echa encima, por manta, 
un domingo de aromas que guardaba en un bol.


Soneto de Daniel Aráoz Tapia 2018
sobre foto de Patricia Morante 2017

lunes, 14 de mayo de 2018

La mirada, dos veces vista

La imagen puede contener: 5 personas, personas sonriendo
Los pasos nos llevan hasta el salón del comedor, justo al pie de la escalera. Desde una fotografía gigante, dos niñas nos miran en sepia con una media sonrisa y asombro entero.
Los pasos de este viaje ya no son pocos y han conocido, a lo largo de dos meses, caminos soñados, pasajeros recurrentes y naves diversas. En la nave-casa de Beba y Oscar, sus dos niñas nos miran dos veces: desde la foto de la pared, desde antes de todo, y ahora también desde la inusitada platea del comedor, con ojos adultos y sororidad intacta.
Anahi y Fabián, desde el corazón-comando de la nave, han invitado a sus afectos a subirse al trayecto de esta noche y les (nos) han prodigado dos mesas rebosantes de amor. Todxs lxs pasajerxs celebran el convite y duplican los brindis a medida que llegan, puntuales y locuaces: pronto las voces serán, más que pasajeras, tripulantes.
En este viaje de recolección de voces que emprendimos con la poesía como baqueana, en nuestras propias voces trashumantes trasbordamos canciones, trasnochamos historias y trasplantamos coplas.
Las voces de esta noche nos hacen evocar pasajerxs y tripulantes de otros tramos del viaje, en una celebración de las voces donde se hermanan lxs amigxs del club, lxs vecinxs, las familias y antiguxs compañerxs de los trabajos y los días.
Como la mirada de las niñas en sepia, el rito de DOS VECES, VOCES vuelve a nacer y cantar, a latir y celebrar en este hogar de Ciudadela.