domingo, 24 de septiembre de 2017

A seis meses de "Trescientas" (Tucumán, 2017)

Plaza Independencia, jueves 23/03/2017: las cuerpas hacen su entrada a las 17:15 hs.

El jueves 23 de marzo, día "hábil" víspera de feriado, irrumpía en la plaza central de San Miguel de Tucumán este breve y potente río de cuerpos: cuerpas, dijeron ellas, y así lo dijimos con ellas. Ropa blanca, mordazas rojas, make up de heridas de guerra: de cierta guerra sorda, doméstica y cotidiana como los pasos de esas sandalias, de esas zapatillas, de esos pies descalzos.

Sin que se supiera exactamente desde dónde habían aparecido, bajaron por calle Laprida con paso firme y rápido, en dos filas, una por cada vereda: semejaban una armada sin armas. Al pasar frente a Canal 8 se multiplicaron, como si brotaran de algunas puertas aledañas. La entrada a plaza Independencia fue un tajo en la modorra de la siesta extendida, a las 17:15 en punto.

Todo fue muy rápido, imposible de prever para un par de agentes de tránsito sorprendidos y una docena escasa de policías dispersos. Cruzaron la bocacalle con decisión, secundadas por un modesto "cordón" humano que con más voluntad que presencia numérica las separaba de automóviles y transeúntes, y a la vez se daba maña para repartirse en las cuatro esquinas y cortar el tránsito con eficacia. Ellas caminaron en silencio mirando fijo hacia la Catedral y, al llegar a esa esquina, se desplegaron en círculo.


Ahora las miradas eran un haz centrífugo y desafiante. Unas interpelaban a la bocacalle y sus incómodos peatones, otras se volvían hacia los estupefactos bancos de la plaza, otras hacia el frente del templo donde santos silenciosos habían dejado paso, en aquellos días, a demonios vociferantes que maldecían a las feministas y clamaban por hogueras purificadoras.

Cinco minutos después las cuerpas de blanco subían por 24 de Septiembre a todo lo ancho de la calzada, mientras un drone y otras cámaras registrábamos el silencioso despliegue de Trescientas (tal el nombre de la performance que venía a reafirmar el "vivas nos queremos" y la solidaridad con las activistas de Socorro Rosa Tucumán). En 25 de Mayo giraron hacia la Casa de Gobierno y ganaron calzada y vereda para desplomarse sin estrépito, con ajustada coordinación. Lo que siguió fue una escena como la del campo después de la batalla. Las siluetas derrumbadas fueron contorneadas con aerosol por tres o cuatro compañeras, mientras se multiplicaban las fotos y lxs espectadores.


"Arriba compañeras"- se oyó desde un megáfono con voz de mujer. Y las cuerpas se alzaron a un tiempo, quitándose las mordazas rojas y el dolor oscuro. Las mordazas se volvieron lazos triunfalmente desanudados, las miradas se elevaron al cielo del poder político-corporativo-clerical de esta provincia. "Adelante compañeras", indicó la misma voz. Y el río de blanco, lazo rojo en mano, se encaminó hacia el centro de la plaza.


Alrededor de la estatua de la Libertad (obra de la incorrecta Lola Mora), se desplegó una ronda poderosa que repitió, siguiendo a la voz del megáfono: "¡Ni una menos, vivas nos queremos!". Tras pronunciar estas últimas tres palabras a coro, una y otra vez, los lazos rojos otrora mordazas fueron lanzados al aire. Las protagonistas de Trescientas respiraban júbilo artístico y orgullo de género: esa sensación de misión cumplida.

La performance Trescientas fue concebida, preparada y realizada por un colectivo de artistas y activistas en los intensos días de marzo de 2017, como respuesta a la caza de brujas desatada desde una significativa porción de la sociedad civil tucumana, con el aval y conducción política del Arzobispado, el Poder Ejecutivo y legisladores de todos los partidos tradicionales. Para quienes me lean desde lejos, bueno es recordar que cundieron voces de corte fascista que promovían el linchamiento (literal) de un puñado de mujeres por una manifestación realizada dentro de la marcha del 8 de marzo último.

Trescientas, a su vez, suscitó la desconfianza y hasta el boicot de sectores políticos "progresistas" y de militancia de izquierdas y de derechos humanos, desde quienes buscaban más o menos explícitamente despegarse de la acción de las socorristas (artística y políticamente discutible, pero ante todo sagrada en su derecho a la libre expresión) hasta quienes se refugiaban en la presunta inconveniencia (?) de realizar una acción artística-política de estas características en vísperas de la Marcha por el Día de la Memoria, como si lxs 30000 no tuvieran nada que ver con el huevo de la serpiente que vimos (vemos) este año nuevamente en Tucumán.


Quien esto escribe ha sido un partícipe más, como colaborador convencido, de este "evento" político artístico protagonizado por decenas de personas enroladas en activismos de género, feministas, integrantes de la comunidad LGBT, entre lxs cuales se cuentan activistas sin partido y también militantes partidarias. Sin la participación de todas ellas, cuyas edades oscilan entre los veinte frescos y los sesenta y algo, esta perfo no hubiera sido posible, más allá de la valiosa colaboración de artistas solidarixs entre quienes me cuento. A seis meses de Trescientas, siento una necesidad: más que la de reintentar tardíamente un balance inconcluso, fatalmente fragmentario y a menudo sectario (lo que es parte del balance mismo), siento esta otra necesidad, la de mantener viva(s) la(s) memoria(s), la de autorregistrar y comunicar nuestras acciones colectivas en pos de lo que podríamos llamar el "cambio social", sea cual fuere el horizonte de cada quien.

Dany (uno de la "comisión artística" desde donde se preparó la perfo).
Tucumán, 23 de septiembre de 2017 

Júbilo, orgullo, sororidad: apenas pasadas las 17:35, el aplauso recíproco, ya sin lazos ni mordazas, alrededor de la estatua de la Libertad. "Vivas nos queremos", repitieron antes de irse por donde vinieron.

No hay comentarios: