jueves, 15 de diciembre de 2016

Tiempo Argentino, cooperativa de trabajadores: dueños de sus palabras... y de sus silencios


- Cuando una patota de civiles armados destruye la redacción de Tiempo Argentino, todxs nos solidarizamos. Algunxs llegan a decir que esto les hace acordar de la dictadura. Y el diario recuperado por sus trabajadores saca una edición especial informando sobre el tema. Muchxs corremos al kiosko, seamos o no sus lectores, para atesorar ese testimonio en papel. Lxs intelectuales más "concientes" y "sensibles" se cuelgan carteles diciendo "todos somos Tiempo Argentino".

- Cuando una patota de civiles armados, o Policía, o Gendarmería destruyen viviendas y lugares sagrados de mapuches, o cuando esxs mapuches reclaman la libertad para sus presxs políticxs a dos cuadras de la Redacción porteña, el diario recuperado por sus trabajadores ni siquiera publica una línea. No digo un suplemento, ni un editorial, ni un breve: ni una línea. Y sus lectores siguen en su burbuja de desinformación. Nadie se acuerda de la dictadura. Nadie se acuerda de nada.

Dejo constancia: si mañana o pasado (Spolsky no lo permita) una patota vuelve a apalear a lxs laburantes de Tiempo Argentino, voy a solidarizarme sin dudar, como siempre. Defiendo la integridad de esxs laburantes porque defiendo su derecho a ejercer el periodismo y porque defiendo mi derecho a preguntarles por qué callan.

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Ingrid Conejeros, vocera de la comunidad mapuche que reclama internacionalmente la libertad de la Machi Francisca Linconao. La acompaña el escritor y periodista Osvaldo Bayer, durante la entrega del petitorio en la Embajada de Chile en Buenos Aires.

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