miércoles, 30 de noviembre de 2016

Bernardo Bertolucci, un hijo sano del patriarcado: "me siento culpable, pero no arrepentido"



Todos acaso recordamos o conocimos la escena. Ahora sabemos cómo se filmó.
El genio del cine que hemos admirado tanto, el multipremiado Bernardo Bertolucci, ha sido también el monstruo de María Schneider, la joven actriz de Último tango en Paris a quien dañó y enfermó, probablemente, hasta su muerte a los 58 años. La tardía conmiseración que siente por la víctima no le impide defender una "ética profesional" machista y reificante dentro de la cual el abuso sexual sería un medio más para un fin superior. En pocas palabras, "todo vale", violación incluida, en los códigos del creador de Novecento y El último emperador.
El hoy anciano director habla, después de todo, como un hijo sano del patriarcado. Escuchémoslo:
" - Para hacer cine, a veces, para lograr algo creo que hay que ser completamente libres" (sic). Y remata: "No quería que Maria actuara su humillación y su furia, sino que las sintiera" (escuchar audio).
Necesitamos inocularnos el virus antipatriarcal, no sólo para enfermarnos de bronca sino para derribar esta cultura monstruosa, capaz de hacer del arte una herramienta más para la opresión.

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