martes, 16 de junio de 2015

16 de junio 2015: No bombardeen Argentina

Avión tuneado con el símbolo de "Cristo Vence", lema de la Iglesia antiperonista y golpista.

EL BOMBARDEO

"Vinieron por el aire, vuelo mortal..."* 
(D. Viglietti, Dinh-ung Juglar) 


Hace sesenta años la Marina, con uniforme argentino pero con camiseta de la Embajada estadounidense, bombardeó la Plaza de Mayo y masacró a la población civil que cometió el desatino de circular por esas calles y sus aledañas. El santo objetivo de la Embajada y sus cruzados del aire era derrocar a ese militar relativamente incontrolable, más bien probritánico y mañero él, que había sido elegido y reelegido masivamente en las urnas. Días antes, la cruzada gorila había ganado las calles porteñas en la procesión de Corpus Christi.

Sesenta años después, las urnas son la mejor garantía para el poder trasnacional y sus corporaciones en la Argentina (vengan de EEUU, China o Rusia). Ya no necesitan ni golpes ni bombardeos a ciudades, porque los gobiernos elegidos y reelegidos en las urnas, abrazados como nunca al Vaticano, aseguran que el país funciona para pagar deuda y dejarse saquear en nombre de las "inversiones" y el "trabajo". A no olvidar pues aquel bombardeo canalla y todos los crímenes de las dictaduras, sabiendo que ahora a las armas las disparan selectivamente: sobre las villas, sobre los Luciano Arruga, sobre los campesinos del MOCASE que se rebelan a los terratenientes, sobre los Mariano Ferreyra, sobre las Silvia Suppo, sobre las asambleas que luchan por el agua y la vida, sobre los wichi, qom, pilagá y tantos otros seres que entorpecen con su existencia (léase, su pertenencia a la tierra) los planes coloniales...

El bombardeo de hoy, invisible a los mass media y a las buenas conciencias (pero a largo plazo más mortífero que el de 1955), está en la Cordillera, en los cerros dinamitados por la minería metalífera saqueadora, en los glaciares condenados por la codicia corporativa, en los suelos y subsuelos fracturados por la aventura imbécil del "fracking", en las fumigaciones insensatas y criminales desde avionetas civiles sobre campos, ciudades, escuelas, alumnxs y maestrxs, en las ciudades explotadas y su "boom" inmobiliario (que no por nada se llama "boom"). El bombardeo de hoy se llama, académica y elegantemente, extractivismo. Pero es, básicamente, el mismo capitalismo, colonial y de rapiña, que descargó sus bombas sobre nuestros abuelos en 1955.

Y siguen viniendo por el aire (y por el suelo, y por el agua...)
Megacráter de minería metalífera a cielo abierto ("megaminería"): un daño irremediable, una forma de ecocidio.

Avión fumigador que bombardea nuestros campos, nuestra mesa y nuestras cabezas con glifosato y otros agrotóxicos.

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