domingo, 13 de marzo de 2011

Ira de Viñas (antiescuela de escritura)


Todo empezó, para mí, con su obra Dorrego, que me cayó en las manos siendo yo un veinteañero estudiante de teatro. Desde entonces, lejos de los grandes medios que siempre fueron hegemónicos y canallescos, la incómoda lucidez de David Viñas y su palabra dolorida pero altiva estuvieron siempre, de algún modo, presentes en mis lecturas, no ya de la literatura o la dramaturgia, sino de la realidad misma. ¿Cómo olvidar un filoso neologismo como menemato?
No tengo la erudición que quisiera sobre su obra, ni siquiera atesoro muchos de sus tomos; por eso me quedo, entre muchas cosas valiosas que he leído a modo de obituario (incluyendo la prensa del establishment y su mismísima enemiga favorita: La Nación, que tampoco pudo obviar una respetuosa reseña de su trayectoria de incorformista), me quedo, decía, por una cuestión de afinidad de sensaciones y decires, con esta nota de Daniel Riera publicada en La Vaca: David Viñas, un a-dios. Por favor, léanla.
Porque así como hay tanto viejo de mierda, hay (menos, claro que menos) viejos como éste, que prefiere antes que caer bien, levantarse mal. Y en medio del tendal noventista y de la bancarrota de la izquierda, aún "escribía con huevos y con odio y con dolor: no se sumergía en una probeta en busca del adjetivo perfecto" (D. Riera). Una antiescuela de escritura, si lo vemos desde el modelo de Virginia Wolf: no se puede, postulaba ella, escribir con resentimiento y lograr obras maestras. Insisto, lean la nota de LaVaca.
No lo idolatro. Faltaría más. Lo respeto enormemente, que es muy otra cosa, por su tenaz independencia de intelectual que la pelea a texto pelado. fuera del Estado y más allá de los paquetes cerrados y las cartas abiertas, más allá de las sectas "marxistas-leninistas" y todas sus variantes de personalismos y otros cultos. Me duele su partida, pero me alegra saber que podremos -necesitaremos- recordarlo mucho, y de la manera más útil que él enseñó: escribiendo con ira.

2 comentarios:

Daniel Riera dijo...

Muchas gracias por evocar al maestro, y muchas gracias por la "afinidad de sensaciones y decires".Abrazo

 Oscar d'Oliveira dijo...

Con Bardón estábamos preparando Latín. Nos costaba fijar las desinencias (¿así era?)de futuro jugábamos con AÉ, AÉ HACÉLE EL TRÉ, CHE CORONÉ... BO, BI, BU... AÉ, AÉ, AÉ.
No estábamos fumados. Acabábamos de leer Dorrego de Viñas y los cantitos de los negros de Manuel se nos habían pegado y nos servían pa' la mnemotecnia. Otro desambiguador y van...