domingo, 25 de julio de 2010

Egódromo y Egotest / ¡Votame!

Si internet no existiera, yo podría asegurar que el neologismo me pertenece (y no habría modo de confirmarlo o desmentirlo en un plazo más o menos perentorio). De tal modo, yo podría andar por allí convenciendo a tres o cuatro, o quizás más, de que se me ocurrió a mí solito, que nunca lo vi ni lo escuché en boca de otros/as y sanseacabó.
Pero a pesar de ser esto cierto (que nunca antes había leído ni escuchado el término egódromo) mal podría uno pensar que todavía se puede inventar algo, en particular si de palabras hablamos. A menos que tuviéramos, precisamente, el ego demasiado bien regado, sobredimensionado y, en una palabra, inflado. Igual, uno que siempre juguetea con el idioma no pierde las esperanzas de crear (o fundar, o acuñar, o como corno le quieran llamar) nuevas palabras, nuevos significantes para viejos significados y -¿por qué no?- algunos nuevos significados también.
Por aquello de la honestidad intelectual (¿?) me puse a googlear si alguien más había utilizado la palabrita antes, y descubrí que así había sucedido, aunque -para mi consuelo- no en muchos casos y, al parecer, no tan relevantes (¿temerario lo mío?) ni tan cercanos a nuestra realidad argentocéntrica, esa manera tan regional de pasearnos en el egódromo. Sacando un par de paginitas, ejem... de sitios, digo, de origen español e italiano, respectivamente, no parece ser este vocablo un asiduo deambulador de la red de redes. Así que aprovecho la volada y lo lanzo, con carácter pretendidamente original (Dios sabe que no soy plagiador) desde este modesto blog hacia el infinito y más allá.
¡Suenen, pues, redoblantes! ¡Enderecen las columnas vertebrales frente al monitor! ¡Traguen saliva! Tengo el honor de echar a andar la palabra egódromo, para uso y consumo personal de tod@s quienes lean estas líneas. No es mía, nunca lo fue -¡oh!- y tampoco lo será porque ustedes han de emplearla, subemplearla y tal vez desemplearla según sus gustos y necesidades. Aquí a la derecha >> declaro inaugurada (¡más redoblantes!) la humilde encuesta que he dado en llamar EGOTEST, para que ustedes confiesen cuál es su egódromo favorito (no necesitan explicar por qué, sólo voten, que eso le hace bien a mi ego).

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