lunes, 28 de diciembre de 2009

15 AÑOS de la Luis Franco y del Taller Actoral


FELIZ 15º ANIVERSARIO Y LARGA VIDA A "LA LUIS FRANCO" Y AL TALLER ACTORAL DE RAÚL REYES

La sala Luis Franco y el Taller Actoral de Raúl Reyes cumplen 15 años. Todo un acontecimiento para el teatro independiente en Tucumán y el norte argentino.
Comparto con ustedes, como quien husmea papeles viejos a la luz de una velita de cumpleaños, la nota que escribí para un diario tucumano (El Siglo) allá por noviembre de 2006, a propósito de Monólogos a la carta, una de las producciones del Taller. Bon appetit!
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Jueves 30 de noviembre de 2006
ULTIMA FUNCION
Un menú de humor, ironía y absurdo

Monólogos a la Carta, espectáculo teatral dirigido por Raúl Reyes, se despide esta noche a las 22.00 en El Círculo Café.
por DANIEL ARÁOZ TAPIA para EL SIGLO

El arte y la gastronomía, se sabe, tienen infinitas conexiones. Tantas como las que se afirma que existen entre la realidad y el arte. Por eso no es novedoso, precisamente, que un grupo de actores tome por asalto a los parroquianos de un bar, no bien éstos han terminado de dar cuenta de algunos seductores platillos “de autor”.
No es lo novedoso, pues, sino lo amable al paladar lo que ha de juzgarse en el caso de los Monólogos a la Carta que jueves tras jueves se han adueñado, en toda la segunda mitad de este año, del muy bien acondicionado espacio de El Círculo Café. Y habrá que convenir que los seis jóvenes actores, en la vertiginosa hora de duración que redondea el espectáculo, entregan una variopinta guarnición de personajes, convenientemente sazonada con los necesarios toques de “humor, ironía y absurdo” que se anuncian en la carta (léase la coqueta tarjeta que hace las veces de programa de mano).
Lo interesante de los aderezos es que nunca empalagan, antes bien juegan en un equilibrio que provoca en el espectador una moderada saciedad, mérito de la “cocina” artesanal de actores de Raúl Reyes, un “chef” de reconocida labor en la docencia teatral en Tucumán.
Hay momentos, no pocos, de franca comicidad (seguramente los más festejados), donde se arriesgan elementos de composición y una cuidadosa selección o elaboración de textos, y mucho contacto directo (visual, no físico) con el público, desde la impactante y plástica “aparición” de las seis criaturas dramáticas hasta el cierre que deja, como una buena mesa, la sensación de querer volver por más.
A propósito, cuando hablamos más arriba de la guarnición de personajes, no olvidamos que el plato principal, felizmente en este caso, es nada menos que otro genuino hecho teatral que convoca a antiguos y nuevos comensales a dar su veredicto.

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